Antofagasta: En el 28% de los nacimientos inscritos en la región el 2020, al menos uno de los padres es extranjero
Casi en el 30% de los nacimientos que fueron inscritos en el Registro Civil de Antofagasta durante el 2020, al menos uno de los progenitores fue extranjero, y si se consideran a ambos padres con una nacionalidad diferente, la cifra representa el 14% del total de inscripciones. Desde la Oficina Internacional para las Migraciones (OIM) señalaron los efectos positivos de los flujos migratorios, ya que se trata de una población que gasta más del 80% de sus ingresos en la ciudad que los acoge y, además, porque ayudan a revitalizar las estadísticas de natalidad en un país que hacia el año 2050, contará con el 24% de su población con una edad de 65 y más años.
Los datos del Registro Civil indican que durante el 2020 y hasta el 18 de enero de este año, hubo 7.736 inscripciones de nacimientos en la región de Antofagasta. De este global, 2.164 casos tuvieron al menos un progenitor extranjero, en un desglose que considera las categorías “Ambos padres extranjeros” (1.100); “Padre extranjero y madre sin nacionalidad (sin RUN)” (188); “Solo padre extranjero” (138); “Solo madre extranjera” (483) y “Madre extranjera y padre sin nacionalidad (Sin RUN)” (255).
En el estudio “Retos y oportunidades del envejecimiento en Chile”, desarrollado por el Banco Mundial y el Ministerio de Hacienda, se menciona que en el año 1950, los adultos mayores alcanzaban solo el 4% de la población, números que aumentan drásticamente. El 2015 este grupo llegó al 10%, el 2050 será el 24% y en el 2100, un 33%. Una proyección del Instituto Nacional de Estadísticas señala que en el año 2029, la fecundidad en el país alcanzará su nivel más bajo, con un promedio de 1,5 hijos por mujer al final de su vida fértil, en una tendencia que caracteriza a los países desarrollados.
Para Víctor Flores, encargado de la OIM en la macrozona norte, la tasa de maternidad de padres extranjeros es concordante con el hecho de que la población migrante en el país en general es joven: la mayoría se concentra en el tramo de los 30 años y por lo tanto está en plena edad reproductiva. Y manifestó que la región de Antofagasta está verificando cambios demográficos a propósito de la migración internacional, lo que implica expresiones culturales, sociales y económicas. “En este sentido, la migración en el país además tiene un efecto positivo, ya que un país que envejece requiere una fuerza laboral activa para desarrollar la economía. Tenemos una población migrante que está llegando y que se incorpora al mercado laboral en un contexto de envejecimiento de la sociedad chilena, contribuyendo al desarrollo económico, y por otro parte, al ser personas jóvenes, ayudan a aminorar el impacto de este proceso con su participación en las tasas de fecundidad”, destacó.
Flores sostuvo que mediciones internacionales detallan que del 100% de los ingresos que recibe un migrante trabajador, el 85% los gasta en la ciudad que lo acoge, mientras que el 15%, en promedio, lo envía a su país de origen. “Se trata de una gran cantidad de recursos que se invierten en la zona de destino”, subrayó.
Migración interna
El exseremi de Gobierno recordó que durante los últimos años al verificar el aumento de los flujos migratorios se concretó una iniciativa que involucró una política nacional de salud en materia de población migrante y se establecieron orientaciones e incluso normativas para asegurar el acceso de las mujeres embarazadas. Esto, porque “se da cuenta del ejercicio de un derecho fundamental y nosotros tanto en terreno como en las coordinaciones con otros organismos, logramos advertir que es algo establecido y que las personas están accediendo a estas prestaciones más allá de su situación migratoria”.
El encargado de la OIM puntualizó que es importante colocar esto en un contexto general. Los principales cambios demográficos tienen que ver con los nacimientos, defunciones y los flujos migratorios y en Antofagasta esto influye en la migración interna, pero también la internacional. “Según el INE, la región de Antofagasta es una de las zonas más expulsoras entre periodos censales, es decir, hay una mayor cantidad de gente que se va de la región que la que llega por migración interna. Esto implica que, si no tuviéramos migración internacional, lo que pudo ocurrir en Antofagasta es que su población disminuyera”, apuntó.
Flores dijo que es muy probable que se mantengan estas olas migratorias, aunque al mismo tiempo, precisó que es difícil adelantar un escenario en el corto plazo, ya que cualquier proyección tiene que ver con las condiciones económicas y sociopolíticas de los otros países y también, de las perspectivas de Chile.
“Somos un lugar de destino por nuestro nivel de desarrollo, a pesar de sus brechas, tenemos estabilidad política, económica y social. Sin embargo, sabemos que se trata de un tema que se construye día a día y en el futuro, tal vez tengamos factores que puedan hacer cambiar esto, aunque nadie espera eso, y por lo tanto en el mediano y largo plazo podría afectar la condición de Chile como destino. En otros países también pudieran ocurrir situaciones en este contexto, cambio políticos, sociales o económicos, o el agravamiento de estas mismas, siendo factores que propicien la migración”, expuso.
Y recordó lo sucedido con Colombia, cuando muchos emigraron hacia Chile y particularmente a Antofagasta no solo por afectación económica, también por violencia, la guerrilla o el narcotráfico. “Ahora hay que ver el impacto que tuvieron los acuerdos de paz en estos problemas, lo mismo que las posibilidades de recuperación o cambios, por ejemplo, en Venezuela. Todo esto influye en los factores que determinan los países de origen de la migración, junto a los efectos del cambio climático, algo que ya estamos advirtiendo con el desplazamiento de personas por situaciones de sequía o desastres naturales”, añadió Víctor Flores.