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En la oscuridad de la madrugada, un dramático suceso sacudió la tranquilidad en la ruta T-340, conectando Valdivia con la pintoresca localidad de Curiñanco. Frente al condominio Los Aromos, un camión de gran tonelaje sufrió un violento vuelco, dejando a una persona atrapada entre los hierros retorcidos.
La escena del accidente fue caótica y desgarradora. El vehículo, ahora yerto en su costado, era una sombra ominosa en la penumbra de la noche. Los equipos de emergencia, alertados por la llamada desesperada, respondieron con prontitud.
Bomberos, con su valentía y destreza, luchaban contra el reloj para liberar a la víctima atrapada, mientras el SAMU desplegaba su experiencia médica para brindarle los cuidados necesarios en tan crítica situación.
Mientras tanto, la incertidumbre se cernía sobre el lugar. ¿Qué había causado este trágico accidente? ¿Cómo había terminado el camión volcado en medio de la carretera? Eran preguntas que resonaban en la mente de los testigos y transeúntes.
A medida que las horas avanzaban y el sol comenzaba a asomar en el horizonte, la intensidad del rescate no disminuía. Cada minuto contaba en la carrera contra el tiempo por salvar una vida que pendía de un hilo.
La comunidad, con el corazón en vilo, seguía de cerca el desarrollo de la situación, esperando ansiosamente por noticias esperanzadoras. Mientras tanto, en la ruta T-340, la tragedia dejaba su marca indeleble, recordando la fragilidad de la vida en medio de la oscuridad de la noche.